Blog avança na busca de novos horizontes para seus leitores

Visando oferecer opções de leitura ao webleitor neste período de expectativas, anseios e interrogações que evidencia a chegada do novo ano, postaremos material de conteúdo diversificado, mas interessante e apropriado para o momento.

Como o texto abaixo, que apesar de estar em espanhol, é de fácil leitura e para facilitar a interpretação o autor fez um glossário com as palavras desconhecidas.

Trata-se de uma leitura interessante e inusitado para o Blog pelo fato de publicar algo numa língua estrangeira, coisa que acreditamos, inédita, a julgar pelas publicações da maioria dos blogs da região. Leia.

Los nuevos tiempos demandan nuevas actitudes. Afrontar con éxito los retos que plantea la vida en estos umbrales del siglo XXI exige de nosotros el desarrollo de cualidades que quizá no nos habíamos planteado hasta ahora. Y, paradójicamente, quien nos da la clave para descubrir estos valores es un escritor que falleció ya hace quince años: Ítalo Calvino. En Seis propuestas para el próximo milenio, Calvino centró sus reflexiones en los valores literarios por él más queridos. Sus propuestas están impregnadas por un espíritu universal, de comprensión del cosmos concebido como vastedad infinita, pero también como suma de unidades mínimas. Puesto que la literatura habla del hombre, estos valores pueden aplicarse perfectamente al campo de la existencia humana, ya que, como en un juego de espejos, la literatura refleja lo que el ser humano es o querría ser. Adaptémoslos, pues.

Levedad. Nos permite no sólo sobrellevar la angustia de existir, sino también aprender a valorar lo diminuto, el detalle. Aunque es imprescindible profundizar en muchos asuntos para manejar nuestra existencia adecuadamente, la capacidad de deleitarnos con los pequeños detalles de la vida nos permite discurrir por ella sin angustia.

Rapidez. En la era de la velocidad, la capacidad de adaptación y la agilidad en la respuesta a los acontecimientos son imprescindibles. Sin embargo, no debemos permitir que la velocidad nos atosigue y nos suma en un permanente estado de prisa, sino que debemos aprender a utilizarla como herramienta, como aliado. Adoptemos la máxima latina que Calvino, en su juventud, adoptó como lema: “Festina lente” (“Apresúrate despacio”).

Multiplicidad. Vivimos en un mundo de fusión y de mestizaje. Adiós a los compartimentos estancos y a las culturas incontaminadas. Debemos ser capaces de prescindir de actitudes dogmáticas que sólo conducen a la intolerancia. Se trata de asimilar lo mejor de cada cultura y de cada tiempo para construir un mundo respetuoso y armónico. Por otro lado, no estaría de más que nos procurásemos un abanico de intereses lo suficientemente amplio como para poder llegar a intuir la complejidad del mundo.

Visibilidad. La visibilidad es la cualidad que nos permite aprehender aquello que nos rodea. Sin embargo, nuestra mente también está plagada de imágenes que nos provienen directamente del entorno. Este conjunto de construcciones mentales visibles es lo que conocemos como imaginación. Uno de los mayores peligros de la saturación de imágenes externas a las que nos somete el tiempo que nos ha tocado vivir es la progresiva pérdida de la imaginación individual. Sepamos, pues, mimar este tesoro, desarrollarlo y enseñar a los niños del mañana cómo se juega con la fantasía.

Exactitud. El discurrir humano se ha cargado de tal cantidad de información que todo parece haber perdido su forma. Y ello hace que busquemos la exactitud. Pero, del mismo modo que la oposición entre orden y desorden es el motor de la vida, la exactitud trae consigo el demonio de la lucidez. Un demonio tantas veces útil al que también debemos aprender a domesticar.

El arte de empezar y el arte de acabar. Tanto empezar algo como terminarlo supone una elección. Porque escogemos una opción y abandonamos otras, el principio y el fin de las cosas también tienen su arte. Por eso nos resultará psicológicamente más rentable comenzar cada historia de la mejor manera posible. Ese cuidado de los detalles hará que nuestra elección discurra con armonía. Del mismo modo, saber abandonar a tiempo nos evitará muchas heridas.

Adaptado de DIÉGUES, Alexa. In: Marie Claire, fev. 2000, p. 162-3.

COLABORAÇÃO: José Fabiano Pereira da Silva (fabiano.silva@ifrn.edu.br)